Sostener la mirada ajena

No es lo mismo ver que mirar
Con los años se ha convertido en algo imposible pasear, entrar en un restaurante o un supermercado sin sostener la mirada ajena.
No me sorprende la sorpresa al mirarnos, porque lo más frecuente es ser apartados en la escuela, retirados en la segunda etapa y acabados a los veintiuno.
Con la edad te vas haciendo invisible, pero muy llamativo.
Nuestra existencia resulta ser como un trabalenguas sin sentido.
Vemos con más frecuencia de la que nos gustaría, jóvenes que se ausentan de las clases sin gran dificultad. Chicos que acosan a otros, y mucho norte perdido. Pero siempre estamos para volcar recursos, para encauzar vidas.
Nuestros recursos… nuestros recursos hay que merecerlos. Siempre vivimos rodeados de una sociedad escandalizada por nosotros, será que es más fácil centrarse en nosotros que reconocer que esta sociedad se nos va de las manos.
Hemos sufrido tanto, que aún caminamos con miedo. Y vivir con miedo, es un calvario.
Yo quiero pasear sabiendo que los días buenos debo disfrutarlos con ganas, porque los merecemos.
Bastante tenemos para sujetar la mirada ajena.
Cuando me miran yo veo mucho más de lo creen. Pero lo olvido rápidamente, porque no tengo vida que perder.
Y nuestra existencia merece ser vivida como un regalo. Al final, vamos a morir todos. Y nosotros si queremos saborear el mejor bocado de un bocadillo, no dejarlo para el final. Porque sabemos que quizás ese final no sea como imaginábamos.
Hugo, mi vida, nosotros no elegimos esto, no lo planeamos. Sólo pensaba en tu crecimiento, tu colegio, tus actividades extraescolares y la multitud de ofertas para comernos el mundo.
Mi vida, esto nos llegó para aprender. Y no mirar a cualquier transeúnte con una actitud cerrada. Todos tenemos una mochila cargada de vida, y nadie se va sin una enseñanza.
Al final, vamos a morir todos pero no todos vivimos de verdad. Gracias maestro por alumbrar mi existencia.
Tkm ♥️

Cuidar es un verbo sagrado

Cuidar es un verbo sagrado.
Ser la cuidadora de tu hijo con autismo es trabajar por y con el corazón.
Durante la pandemia, leía sobre el agotamiento de los padres. Y yo sonreía…
Llevo dos años con mi vida aparcada, el cambio de etapa educativa ha sido terrible. Cuando un grupo de pensadores con prejuicios, deciden que una persona no debe estar en el aula, lo consiguen.
Dos años unidos día y noche. En lo bueno y en lo malo.
Había días que pensaba que la luz nunca saldría.
La soledad en estado puro. La familia se agota y la vida sigue.
He visto la vida pasar detrás de la ventana. He llenado la nevera de levadura para hacer pan por si no podía ni salir a comprar.
Mis rutinas han quedado apartadas, porque lo primero era que mi hijo estuviese bien. Era lo primero, por egoísmo puro. Necesitaba su bienestar para tenerlo yo.
Él sin estructura y yo haciendo lo que estaba en mi mano para llenar de trabajo nuestros días, de felicidad y de paz. Tratando de arreglar conductas creadas por un grupo de personas, en una clase destartalada, donde es más sencillo estigmatizar que revisarse a uno mismo. Es más fácil poner un video que trabajar.
Un año de trabajo personal, de aceptar que vivimos en el abismo y poco importamos.
Un año de enseñanza, me he perdido tanto…
Uno tiene que bajar al fondo para saber que es lo importante en la vida. Y para mí, ha sido mi familia. Esas amigas, más virtuales que nunca, que me mandaban ánimos, estrategias para trabajar con él o un simple audio que hacía sonreír.
He pensado mucho en la edad adulta y en la dejadez en las que estamos.
He extendido mi esterilla cuando he podido para hacer yoga o meditar. Buscando la enseñanza que la vida me trae.
Tu familia quiere una vida feliz, junto a ti, con apoyos que te ayuden y nos dé un poco de respiro. Pero juntos, porque quiero seguir cuidándote con mi corazón.
Ahora, mientras escribo, me doy cuenta lo mucho que tú has cuidado de mí. Gracias por venir con una intención, que todos seamos mejores personas. Aunque es difícil, trataré de no fallarte. Y seguiré cuidando de ti, pero sin dejarme porque los dos necesitamos mi salud y felicidad. Cuidar es un trabajo sagrado, al que no faltas ni por una gripe, que sonríes aunque tengas las mismas preocupaciones que el resto de los mortales, la subida de la luz, el ERTE o la adolescencia de tu otro hijo.
Cuidar es sagrado porque tu hijo sólo mira lo bonito que tiene y eso es, es una lección de sabios.

Tkm ♥️