La vida como en la esterilla

La vida como en la esterilla

Tener un hijo con autismo, en ocasiones, es tratar de comprender lo que te pide la vida, para afrontar la postura tratando de respirar allí donde hay tensión, pero con la conciencia de savasana, de encontrar la relajación. De paz.
Desde una práctica humilde, confieso que no siempre llegó, que me encuentro con limitaciones, que necesito ayuda y herramientas, para acercarme a esa idílica sensación.
¿Cómo guardar el equilibrio cuando el autismo nos zarandea?
¿Cómo no perder la confianza cuando los días y las noches se alargan?
¿Cómo vivir el aquí y el ahora a sabiendas del futuro tan incierto?

Yo sólo lo consigo acercarme con la práctica, y cuando las cosas parecen que no salen, sigo buscando herramientas, profesores de vida que me ayuden a encontrar mi postura.
Porque cada cuerpo y cada alma, cada autismo, tienen una vivencia diferente, y sólo se puede profundizar comprendiendo nuestras debilidades y miedos. Para enfrertarnos a esas posturas no cómodas de la existencia.

Siempre quedan en los bolsillos el miedo a no cubrir tus necesidades, como tú mereces.
El futuro, el cuando yo ya no… perdona pero me duele verbalizarlo.
Aún no estoy preparada para esa asana.
En los callejones de la duda, me llorado mucho. Y hemos tenido que fortalecer músculos, que ni sabíamos de su existencia.
Pero todas esas trabas nos han convertido en quiénes somos ahora.
Y me siento muy orgullosa y muy agradecida de todos esos apoyos que nos han permitido respirar, cuando más tenso teníamos el alma.

Me has enseñado a comprender que vivir es enseñanza y no existe enseñanza sin dolor. Y que nuestro mejor mantra es «el amor nos protege».
Sabes bien que tu familia no te soltará hasta que solo puedas mantener el equilibrio.
Todos necesitamos de alguien que nos enseñe a respirar en esas posturas no fáciles ni cómodas.
Y cuando consigas mantenerte, inhala paz y exhala los «peros» , los «no puedo». Juntos vamos a intentar resolver lo que nos pida el momento, si nos caemos, no pasa nada, seguiremos practicando, hasta encontrar la forma de sostener la sonrisa y la paz en el corazón.
Vivir es enfrentarse a momentos incómodos y bonitos. Nuestro amor nos protegerá.
Gracias pequeño maestro.
Tkm ❤️

Quisiera creer


Quisiera creer que el autismo no ha cambiado tanto mi vida, pero eso es difícil de creer. Porque en ocasiones, siento que ha mutado hasta mi ADN.
Quisiera creer que la ardua lucha que llevamos, ha cambiado un poco el mundo, pero eso es muy pretencioso.
Hoy he escuchado una metáfora preciosa, Angels Ponce decía que era como querer ir a una ciudad y acabar en otra, pero ir con diagnóstico era como acabar en Gaza o cualquier zona en conflicto.
Así, me he sentido muchas veces, en territorio hostil. Pisando barro y sintiendo ese frío que recorre por la espalda hasta llegar al nacimiento del pelo, así se siente el miedo.
El miedo a la soledad cuando la conducta se altera por cambios bruscos, por falta de profesionalidad o falta de recursos y alma. El miedo a la nada que nos espera siempre.
Quisiera creer que ese frío no haya entumecido mis ganas de vivir.
Quisiera creer que mis hijos han sido felices y serán felices, aún teniendo un día dos de abril que nos recuerden que hay que encender edificios para que los políticos nombren el autismo.
Cada vez, me resulta más tedioso el cordelito del globo azul, cuando para renovar un DNI no comprenden que debería existir un protocolo para atendernos.
Que no somos privilegiados por pasar los primeros por una consulta, que estamos hartos de batas blancas y burocracia para cualquier cosa.
Agradecida por todo, porque una vez que llegas al mundo, sabes que nada es eterno. Y que por muy bien que juegues, hay cartas que no puedes darles un pase.
Quisiera creer que el autismo nos ha dado guerra para darnos amor infinito, del bueno.
Quisiera creer que mis hijos saben que el amor mueve el mundo y nada como «un querer comprender al otro» para hacer un mundo más justo y amable.
Tenemos que plantearnos una protección animal con ellos, porque vemos la sombra del lobo hasta en un falso cordero.
Y por mucha luz que haya hoy, mañana seguiremos luchando por todo.
Quisiera creer que este instinto de protección será eterno y siempre os cubrirá el calor familiar.
Tkm❤️

Hermanos ❤️